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Llegar a la Meta, ¡Toma Toda una Tribu!

  • Writer: Ileanna Simancas
    Ileanna Simancas
  • Apr 2, 2017
  • 13 min read

Quería escribir de a poco, creyendo que se me agotarían las historias y no doy abasto para contar tantas, que por lo menos a mi me parecen merecedoras de compartir. Si estás atento, las historias son infinitas y ¡un post a la semana se hace tan insuficiente!


Intentaba desesperadamente recrear el hermoso post que escribí la mañana del terremoto que perdí por siempre. Pero fue imposible. Perder horas de trabajo (unas cuatro para ser exactas) que me toma escribir cada post sin las revisiones, es algo que no quieres que te pase… pero como en todo, algo malo trae algo sensacional, alguien con quien la vida intentaba cruzarme desde el primer día de mi llegada a la isla, sin que yo captara la señal… ¡Nooooo! No es el amor de mi vida, es algo aun ¡mejor! ¡UN MARAVILLOSO TECNICO DE MAC!


Mi computadora ha estado dando problemas por dos años, cada vez más lenta e imposible de trabajar con ella. Y siendo mi única herramienta de trabajo, era un grave dolor de cabeza. La llevé a la Mac en mi viaje a Miami, me gasté un dineral en un HD externo para sacar todo y hacerle un upgrade y esto solo complicó más la cosa. Como ya les conté, perdí mis programas y la compu nada que funcionaba como debía de ser. Cuando perdí el programa Word, en lugar de ir a la tienda de mi mago técnico, la cual conocía desde la primera semana de mi llegada cuando buscaba una tarjeta telefónica, insistí por horas en el teléfono, el internet, entre rabias y frustraciones y nada. Cuando se me quemó el cargador, me fui a la ciudad a una hora de casa, en vez de primero pasar por su tienda, pensando de nuevo que no me podrían ayudar en un pueblito. Y Dios, sin saber qué hacer para ponerme en contacto con Agnu, decidió que perdiera mi post, dándome por donde más duele a ver si esta vez si buscaba ayuda en donde me indicaban hacerlo desde hacia rato, y tenia razón, ¡esta vez lo consiguió! Pues mira, no me rescato el documento, pero la computadora esta turbo, y ahora es que le quedan años de vida, con un nuevo HD y sistema operativo que ¡si funciona! Creo que ni nueva fue tan ¡rápida! Mira que nos mandan el barco, el bote, el salvavidas, el helicóptero, y nada… No es hasta que llega el tiburón que empezamos a nadar.


Todo este preámbulo solo para contarles que fue imposible recrear aquel bello post y solo salió este, que en realidad no es ni igual, ni diferente. Sólo es otro. Así que entrando en tema ya: por los meses de Enero estando en Bali, me avisaron un día que mi corto Spark había entrado en el festival de Miami y Guadalajara ¡Qué alegría! Finalmente llegaba a mi gente, repetía en mi cabeza mil veces. No pensé nunca ir porque la vida en este lado del mundo no estaba como para comprar un pasaje a casa… o quiero decir, a mi otra casa… ¿Dónde será mi casa ? ¿A qué llamo yo casa? ¿Ven, que fácil es? Allí va otro articulo, pero ese no es el de ¡hoy! Así que volvamos a Spark y la cuenta bancaria en rojo. El punto es que, desde hace algún tiempo (para ser exacta desde que decidí escuchar mi voz) he venido presenciando pequeños milagros o como dice una de mis guías espirituales, “asistencias de los ángeles”, y no precisamente de la ciudad! Y es así, como con una de esas asistencias celestiales, pude llegar a viajar y experimentar algo que nunca había hecho antes a esta escala… ¡gira de medios!.



Suena divertido, fancy, super Hollywood ¿verdad?... ¡Buaaaa!, ¡qué diferentes son las cosas una vez que las vives! Sí. Realmente tomar un avión por 30 horas, para llegar a Georgia a buscar a Frijolito, volverlo a empacar, un día mas tarde salir a Miami con solo tres horas de sueño porque el jetlag no te deja dormir y manejar por 12 horas a tu destino y así poder llegar a tiempo al opening de Miami Film Festival, suena, muy excitante y divertido… y bueno, sí. No lo voy a negar. Lo fue un poco, a mí me gusta el ajetreo y sentir que cada minuto tiene un sentido, un significado y un por qué. Pero después de dos semanas en eso… la historia se torna diferente.



(Leer el párrafo siguiente en voz alta, y rapidito de ser posible, para vivir la experiencia completa)

Venir de ser despertada por los gallos y el sonido de las escobas, de andar en flip-flops, sin maquillaje y en moto todos los días. Oír el sonido de tu voz quizás de 3 a 5 horas diarias como mucho en estimado y de pronto pasar a: corre, llega, maneja, el tráfico, los niños, el gentío, la familia, los cuentos, levántate, maquíllate, el tacón, la llaguita en el talón, péinate, llamada en el carro del periodista de prensa mientras llegas al programa de la mañana, cuenta la historia, ¡ok! Cuéntala otra vez. "¡Coño, la cague! Esa entrevista no salió bien”… Never mind, la próxima, Ok. Llegas a la otra. La historia otra vez, y a la siguiente, y la historia otra vez. Se acabó por hoy. Corre. Vete a la fiesta del festival. A la otra, a la cena. Róbate un tiempo con tu amiga. Discúlpate con quien no has podido ver. Anochece. A dormir, pero no puedes porque tu cuerpo no entiende cómo que es de noche sí se supone que es de día. Otra noche con dos horas de sueño. Amanece, y lo mismo otra vez por otros seis días. Presentas la película, amigos, aplausos, peluquería, sube, baja, saluda, hablas, celebras, empacas, no duermes, te despides, te vas al aeropuerto. Duermes en el vuelo, llegas, te encuentras con tu amigo, hablas, cuentas, bla, bla, bla; corres, peluquería, todo es un desastre, que no llegas al bendito red carpet, lo olvidas y te comes la mejor carne mientras mejor cotorreas de la vida. Subes, te maquillas, el vestido, el tacón, llegas a la apertura de otro festival. ¿que por donde toca? Que: "está tarde, señorita", Que: "suba por aquí, señorita", Que: "baje por el otro lado, señorita", Que: "suba en este carro, señorita", Que: "bájese por este otro lado", Que: "siéntese", Que: "ya es hora de la fiesta", Que: "súbase en este otro carro", y ahora que pase frío al aire libre y camine con tacones de stripper sobre piedras. Que estas sola por horas, y llegan los amigos finalmente, pero los dejas y te vas a dormir porque no aguantas ni el frío, ni los tacones, ni el cansancio y por fin logras dormir, dormir y dormir.




¡Guadalajara, Guadalajara, Guadalajara! Que vamos, que paseemos, que conozcamos, que toma la foto aquí, que hagas el video allá, que corramos para llegar al otro lado. Respiremos, comamos, bebamos. Que si hay fiesta esta noche, que no hay, que sí hay y a correr otra noche, otros tacones, otro vestido, mas bla, bla, bla. Que llega otro día y más comida y más paseo y más fiesta y presentamos el corto y aplausos y otra maleta, otro adiós, otro avión, otra ciudad. ¡Hola DF!, y más tacones, maquillaje, entrevistas, preguntas a las que ni se que responder de lo pendejas que son; que si todavía amo, que si extraño, y más hablar de Spark, y más contar de Lilith’s, y más comer, comer, comer; y más hablar, hablar, hablar; y más ver amigos o disculpas por no poder verlos. Y entre medio y medio, corre, toma la foto, mira ese lugar, foto en El Ángel rapidito, y en Cibeles, “pare un minutito señor” y te encuentras de sorpresa con un viejo amigo al que casi no puedes ni saludar y una amiga que no ves en 25 años, se cuela en el consultorio de la esteticista para poderte saludar y contarte y confesarte en media hora todo lo que ha pasado en estos años. Y así otros cuatro días y a los 15 días de sube, baja, maleta, avión, saluda, despide, no duermes, duermes, hablas, y hablas, comes y comes, y foto y foto, ya no puedo más… ¡y lloro! Lloro, lloro de cansancio, extraño ya hasta a los que no he extrañado, quiero mi casa, y la quiero ¡ya! Y me doy cuenta que no debo llorar sino celebrar, y me rio, me rio de mí y de mi cansancio. Recuerdo a alguien con todo esto que odiaría cada minuto y la entiendo un poco más, pero ¡es lo que hay! Yo no odio esto, pero ya solo quiero dormir y dormir en mi cama con mis hormigas que me despiertan con cosquillas en medio de la noche. Quiero mi casa y la quiero ¡YA!, pero aún faltan dos días para volar.



El avión es la dicha, silencio por dos días, dormir, películas, leer, 48 horas de descanso que solo lo hubiese hecho prefecto un asiento en primera, pero no me quejo, nadie se sentó a mi lado en el trayecto mas largo. Después de varios aeropuertos llego de nuevo a despertar con los gallos. Sin jetlag, sin cansancio, sin maquillaje, ni tacones, ni llaguitas, ni una metralleta diaria de palabras hacia el viento. De vuelta a mi paz, porque en Bali ni jetlag me da.


¿Se agotaron con el escrito? Perdón, quizá una extraña manera de contar una anécdota, solo intentaba recrear de alguna forma mi descontrol de esos días. Que fácil es lograr sentirse descentrado de nuevo, perder el equilibrio, llenarte de ruido, que a la vez te llena de preguntas y miedos. Una astróloga me dijo una vez que yo necesitaba vivir en mucho silencio, porque solo en el me desarrollaba y encontraba mi camino. No puedo estar mas de acuerdo. La bulla entorpece y oscurece mi alma, no se si la tuya, pero la mía se pone color de hormiga. Comienzo a dudar y batallo con mis miedos. La bulla me hace sentir insegura. Me pregunto: ¿cómo compaginar el mundo “real” de allá afuera con mi vida de adentro? o mejor dicho mi zen del este, con la bulla del oeste. Y me respondo: ¿quién dijo que este mundo donde ahora vivo no es también real? Siempre la gente me dice que algún día tendré que volver a la “civilización”, a la “realidad. Pero ¿por qué se cree que los que hemos decidido vivir la vida de una manera diferente no estamos en la realidad? Para los que estamos aquí, este mundo es muy real. Los que estamos aquí decidimos bajarnos del rat race, del ruido, de la televisión basura, de trabajar por dinero únicamente y no hacer, o por lo menos intentar que nuestra pasión cree afluencia para nosotros, pero también para el mundo, una afluencia que viene desde el positivismo y el progreso comunal y no de la avaricia personal. En mi viaje sentí que poco a poco me convertía en YO singular de nuevo y no la esencia del YO comunal que he estado viviendo. Y en definitiva, no me gusta. Mientras mas sola estoy con mi voz, mas me siento unida a la energía del mundo, del nosotros universal.


Fue una gran experiencia ver como me salía del camino, como no llegaba a comunicar lo que pensé que manejaba tan bien, porque de pronto no guiaba yo mi voz… quizá falta de entrenamiento. Me sentía jalada de un lado al otro sin saber en donde estar. Pero también fue productivo y fue: "¡wow! ¡lo he logrado!". He logrado sentir la bendición de saber lo que es el apoyo, lo que es sentir que crean en ti, en tu trabajo y en tu misión. Lilith’s tomó el protagonismo en los medios y yo me sentí orgullosa de que así fuera. Aunque no lo hiciera muy bien, aunque me perdiera en la historia y no en la misión, aunque no supiera vender el viaje porque lo de “vender” no me ha gustado ¡JAMÁS! Aunque algo de entrenamiento me hubiese sido de ayuda. Aunque hubiese querido llamar a la experta en estas cosas para que me apoyara y guiara en lo que es su fuerte y no podía, y eso me hiciera entristecer de cómo ciertos capítulos se cierran para siempre. A pesar de todo lo al revés, me sentí orgullosa de mí, de mi trabajo, de lo que salir de mi zona de confort y seguir sólo mi voz ha creado.


Hablando de esto con mi amiga Geral, caí en cuenta de algo: “Este viaje es el reflejo de ti y por donde estás transitando tú en la vida”. Y como olvidar que todos mis viajes son con ¡propósito! Es verdad, este viaje fue un reflejo de lo que he sido, de lo que soy y hacia adonde intento llegar y cada interacción traía esas tres energías opuestas al plato... Vaya, no wonder porque no podía centrarme. En Bali estoy más en un solo circuito, el de hoy, porque aquí no comparto el pasado con nadie y de alguna manera no le temo al futuro, ni vivo en puntos de comparación y mucho menos miedo. Aquí comparto metas, sueños, certezas, inspiración y misión, con los nuevos integrantes de mi historia, pero no vivimos en el pasado, ni en lo que “debemos” supuestamente ser, porque todos han salido corriendo de ese concepto y eso es como viajar sin maletas, sin peso ni tristeza. Y puedo decirles que vivir así crea una gran diferencia para el progreso del alma y la paz mental.


Pero este viaje no fue sólo esta locura. Este viaje fue del reconocimiento a la importancia de los afectos. Mi ex siempre dice una frase que amo: “solo toma una persona que crea en ti para poder lograr un sueño”. Este viaje para mí fue encontrar a toda una tribu de ángeles que para mi sorpresa, lo hacen. Por alguna extraña razón, siempre se me ha hecho difícil creer que hay gente a quien le caigo bien y más aún, que tanta gente me quiera; pero sí, mi tribu de ángeles me demostró cuanto me quieren.


Más sorprendente aún fue sentir cómo el universo se sumaba con su asistencia celestial a mi progreso. Todo pasaba como en un orden perfecto. La entrada a los festivales del corto, con fechas seguidas. La asistencia celestial de un gran amigo para llegar a todos estos lugares, que cuando le dije que no iba me contestó: “pero, ¿cómo no vas a ir? ¡esto es súper importante!”, mientras yo le respondía: “no. Mejor no. Aún no estoy lista para enfrentar al mundo; me va a cortar el momento y además no hay con qué.” Y él insistía, “sí estás lista y por consiguiente, sí hay con qué. Esta oportunidad no se puede desperdiciar”. Llegar a Georgia y toda una familia esperando mi rápida llegada, cuentos y partida. Conseguir el calor de mis brazos favoritos, los de mi mamá, como siempre feliz de apapacharme. Y los de todas mis amigas, que hacen de mi llegada a la ciudad Floridiana de “mármol” (mar y mall), siempre tan feliz. Todas listas para aportar, para dar un teléfono, para quedarse sin joyas y dármelas a mí, aportar un contacto, un espacio en sus medios, una mano. Hacer que mi hermana de otra vida -como siempre me llama-, saliera de su año sabático para ayudarme a que los medios se enteraran de Spark, de Lilith’s, de todo y hacer el subí-baja, una vez más, de la mano conmigo por toda la ciudad. Las amigas que prestaban sus casas para las entrevistas y las que corrían a verte por medio segundo mientras te pintabas el cabello en un mall… Señores, eso es amor. Y las que manejaban una hora para ver un corto al que no llegaron a tiempo, y solo darme un beso porque no se llego a más. Yo, no salía de mi impresión con tanta demostración de afecto, de respeto, todo en un orden armonioso y perfecto.


Y luego llegar a otro país, uno nuevo y extenso y ser recibida por amigos cibernéticos que se han vuelto de carne y hueso. Y dicen que el mundo de las redes es pura distancia y frivolidad. Pero, ¿cómo puedo yo decir lo mismo? Instagram, WhatsApp, son mis túneles hacia amistades nuevas y viejas y mis puentes laborales y apoyo profesional, tan reales como las que se consiguen el las calles. Tan sólidas como las de toda la vida. Tan profesionales como las que encontrabas antes en las páginas amarillas, ¿recuerdas? ¿Será porque allí generalmente sólo atraes a aquellos más afines a ti y adonde estás o te diriges?

Alfred un día me contacto por Instagram diciendo que venía a Bali y que si le daba algún tip y yo de safrisca le dije que claro, pero que con un café; y el café fueron cinco días de celebración de la vida. El ha sido mi primer gran cheerleader con Lilith’s y su potencial hacia México, por el decidí que ir allí e intentarlo sería una buena idea. Él es el culpable de toda esta locura de viaje y aún no estoy muy segura si él siquiera lo sabe o quizá, sí. Fue que él creyera en mí, lo que me hizo creer que valía la pena intentar. Y eso no significa que uno no tenga confianza en uno mismo, sino que los otros a veces ven cosas que tú no eres capaz aún de descifrar o definir y te llevan de la mano para que las puedas observar más de cerca. Voló del DF para recibirme en México lindo y querido en Guadalajara, patear esos días conmigo. Y en DF me hizo citas con gente, me plancho cada vestido, me cosió hasta lo que se había descosido, me peinó y arregló, me consintió y me cuidó como los esposos cuidan a sus mujeres embarazadas y me mandaba cada mañana al mundo, con la lonchera llena de apoyo y la barriga contenta de chilaquiles y panquecas hechos por su guapo marido.


Y Lighe, la tercera en el trío de Jalisco, un día algo me dijo por privado que ya no recuerdo, pero que seguro me hizo reír… ella suele hacerlo reír a uno. Y así nos volvimos conocidas del matrix digital. Sin saber ni por qué, como ella misma lo dice, cuando le dije que iba a Guadalajara con el corto, me dijo: "Yo voy” y yo le dije: “¡Fantástico! Te quedas con nosotros”, y como amigos de toda la vida, así fue. Me apoyó en la premier, se caló mi humor el día de la fiesta con mi frío, mi irritación y mi cansancio, y solo dijo “Virgo”, y no me hizo ni caso. Nos sirvió de la mejor DJ para despertar con ganas de comenzar el día todas las mañanas, con definitivas ganas de bailar al bajar el sol. Me demostró como las Virgo sin duda somos las mejores amigas, al cambiar sus cómodas sandalias por mis tortuosos tacones en las últimas horas de una noche cuando ya mis pies no podían dar un paso mas… ¡eso si es una amiga!. Los tres nos reímos y recorrimos, comimos y bebimos. Se venían conmigo hasta a lo más aburrido y se calaban mis quinientas fotos diarias. Los tres amigos unidos por la cibernética y la madre patria Venezuela, hablábamos como si nos conociéramos de la infancia y no desde hacia tres días.


En DF me adoptó mi PR, que más que una PR se portó como la mejor anfitriona o como la mejor amiga. Fue su tarea llevarme a cuanto tarantín delicioso había y sólo porque no había más días, no gané más kilos. Ella y su novio, quienes se cuidan un montón, en pura solidaridad, también lo han de haber hecho. Otra conexión que empezó cibernética y termino real. Otro orden perfecto que llegó cuando lo pedí inesperadamente.


En este viaje lo mas significante para mí, fue entender que si una persona cree en ti, es el comienzo de algo grande, pero si toda una tribu cree en ti, no hay manera de caer de nuevo al abismo porque habrá miles de manos que te sujeten.

Intentaba hacer este post sobre México y su encanto, pero mis manos tienen voz propia, así que ese tendrá que esperar.

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