¡Corazón en Venezuela, mente en Balí y Crecimiento en Argentina!
- Yajaira Véliz
- Oct 9, 2017
- 5 min read

Dicen que cualquier lugar es bueno para encontrar la paz interior que tanto busco, pero en mi caso es diferente, yo siento la necesidad de viajar, de solo depender de mí, sin que el tiempo me apure o me detenga, simplemente ir a mi ritmo, ese ritmo que me empuja a verme constantemente en el espejo para sacar la mejor versión de mí al compás de las agujas del reloj, sin pausa pero sin prisa.
Retrocedo un poco en el tiempo, 5 años atrás y me observo detalladamente y veo a esa Mariana con ganas de correr, desaparecer, una Mariana rebelde, contestona, sencillamente amargada, y con mucha locura, atrapada en una burbuja de la que se negaba a salir. Una mujer a la que todos querían o decían querer, pero que constantemente etiquetaban con los adjetivos calificativos de mi descripción anterior. Pero el tiempo pasó y algo más fuerte que la vaguada del Estado Vargas me sacudió y como a muchos les pasa, me tocó aprender a los trancazos. En momento de tocar fondo buscas ayuda y eso hice; queriendo cambiar para convertirme en una Mariana más auténtica y completamente diferente al patrón que venía arrastrando, busqué ayuda y fui a terapia. Fue así que conocí el mundo de la Programación Neurolingüística (PNL) y Coaching, y me sumergí de lleno al estudio primero de mi misma, y luego al entrenamiento de esta práctica.
Poco a poco los cambios internos se hacían notar, por lo menos para mí, sabía que mi fuerza interior estaba dando ese giro de 180° tan necesario y agarré ese impulso para terminar el diplomado. Pero, aunque para mí era obvio mi cambio, algo pasaba que para los que me rodeaban no eran perceptibles. Así que intentaba dividir en partes más pequeñas mis cambios positivos para que fueran visibles a los ojos de cualquiera, practicando la coherencia en lo que decía y expresaba, porque de algo si estaba segura, es que detrás de cada conducta había una intención positiva y que en mi transitar por la vida, no existían los fracasos, solo mensajes de respuestas (experiencias).
Durante mi búsqueda internalicé que el mapa no es el territorio, o mas sencillo, todos somos diferentes, tenemos distintos puntos de vista, y solo debemos respetarnos, porque cada quien baila el ritmo que más le guste y nadie tiene derecho a juzgar al vecino que creer bailar divinamente cuando a mí me parece que lo hace terrible. Fue entonces cuando me di cuenta que era lo que pasaba conmigo y los otros. Yo sabía que no era la misma, que había cambiado, que había dado un gran vuelco a mi vida. Sin embargo, la gente insistía en juzgarme por la que siempre habían conocido. Entonces me hice miles de preguntas, me enojaba el hecho de que continuaran etiquetándome, esa situación me frustraba un poco, y pensaba: "¿entonces para qué cambiar?" Y en ese momento, en ese pensamiento victimario sin sentido, fue precisamente que puse en práctica lo aprendido y me dije; “si no tienes la solución, eres parte del problema y escoger es mejor que no escoger”. Y después de una larga noche de deserción fue que decidí emprender ese viaje para descubrir quien realmente era y crecer, dejando atrás mi tierra amada -Venezuela- y todo lo que había, lo familiar y cómodo para mí, empecé mi camino a Argentina, en busca del espejo que se me había extraviado.

Fue desde la distancia que aprendí a tener una visión comunicacional con mis seres queridos, en el cual integraba el mensaje de mi nuevo camino a través de mis nuevas experiencias, creencias, pensamientos, emociones, sentimientos y decisiones. Esta nueva interacción empezaba a dar los resultados esperados, y más allá de la nostalgia que la distancia conlleva; entendí que yo había escogido estar sola, crecer y avanzar, trabajando en el mejor proyecto de vida “En mí”. Aprendí a reconocer mis recursos internos y externos, y por consiguiente, aprendí a crear nuevos estados emocionales a favor de mi salud física, mental y emocional. En su momento me sentí anclada a mi familia porque irme de mi país de origen y sola, no resultaba nada fácil, y realmente los primeros tres meses fueron duros; pero cuando tienes el objetivo claro no desistes, y aunque mi familia me repetía que regresara, yo sabía que aún no era el momento.
Viví unos meses en la capital de Argentina – Buenos Aires, la que recorrí en eco-bici completita, en compañía de un ser maravilloso que me regaló la vida. También el destino me llevó a vivir a la provincia de Pilar, un lugar hermoso, tranquilo, limpio y mucho más económico que la capital. Allí encontré muchas ofertas laborales, gente amable y solidaria con Venezuela, visité lugares espectaculares, donde tuve mucha conexión con la madre naturaleza, lo que particularmente a mí me encanta, porque me da la oportunidad de respirar paz y tener un encuentro “yoyo”, mis encuentros internos. En esos encuentros reconocí que no tengo apego alguno por las cosas materiales, ni a los lugares, simplemente el lugar que me inspire y me sienta bien es donde quiero estar y es uno de los lemas que quiero mantener conmigo.
En Argentina lloré muchísimo, drené, me caí infinitas veces, tropecé con esa piedra una y otra vez, pero al salir de mi zona de confort, empecé a reír, me levanté y aprendí de los moretones que me salían al tropezar. Al salir de mi zona de confort la vida comenzó a girar positivamente conmigo, empecé aceptar lo que me pasaba y transformarlo en aprendizaje. Gracias a Dios siempre tuve el apoyo de mi mamita hermosa, y de mi hermanito “Osito” que me regaló la vida, siempre presente con sus palabras de aliento las veinticuatro horas del día; creo que sin ellos el recorrido hubiese sido un poco más difícil.
En Argentina descubrí mi lugar favorito en el mundo: La Biblioteca El Ateneo. Me leí todos los libros que estaban de moda de crecimiento personal, porque soy de las que piensa que esos libros no sólo tienen que leerlo los que tienen problemas, a mí me gusta leerlos para enriquecerme el alma, así como comprendí a través de la lectura y de los post de Ileanna (Ile) que soy capaz de transformar mis pensamientos y diálogo interno, porque conozco y reconozco la importancia de la comunicación intrapersonal en mi vida. Es por ello que me atreví a contarles el proceso por el cual pasé y cómo salí victoriosa de él. Aunado a ello te doy las gracias Ile porque contigo, fui capaz de decidir qué tipo de vida quiero y merezco actualmente, que más allá de la montaña rusa que se me puede presentar de vez en cuando y de cuando en vez, tengo los objetivos claros.

Gracias a mis estudios y experiencias de vida, fui capaz de optimizar las relaciones interpersonales, ya que tengo un conocimiento más profundo del ser humano y sobre todo ahora reconozco el pasado como un proceso de aprendizaje y diseño fácilmente los resultados deseados. Gracias de nuevo Ile porque con tus escritos en el blog, en Facebook e Instagram, me abriste los ojos en cuanto que, justificar mis acciones y quejarme es un desgaste de energía, ahora prefiero ocuparme en cambiar e integrar nuevos hábitos a mi vida porque es un camino más seguro para alcanzar el éxito en todas las áreas de mi vida.
Volví a mi país siendo un ser más integrado y lleno de muchas más experiencias inolvidables. El tiempo vuela, por eso te invito a ti que me lees a vivir aquí y ahora, eres valiosa/o y mereces lo mejor ¿lo entiendes? Entonces abraza al éxito y camina junto a él, yo también lo creo… todo tiende a hacerse realidad, sólo arriésgate, esa es siempre la respuesta; viaja, si, viaja, yo me siento en Bali aunque no estoy ni remotamente cerca físicamente, con el corazón en Venezuela y con las ganas de seguir creciendo en Argentina.
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